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viernes, 3 de abril de 2009

Pues ya llegué... Enrique Campuzano Araya.

Ya estoy aqui de nuevo...

Resulta que me vengo para Chile un poco despistado, sin planes preconcebidos y me encuentro que un amigo tiene un familiar "acá"... jejeje.

Cuando alguien te habla de "un familiar"... al que no conoces de nada... siempre te queda la duda de si "os encontrareis a gusto ambos"... bueno, había puntos que podrían indicar que así sería..., por ejemplo, es descendiente de Español, Cántabro para más señas.... jejeje.

Todavía no os dije su nombre... Enrique Campuzano Araya, no os voy a decir de momento su página porque está reformandola, pero estad segur@s que os hablaré más de el, un tipo con historia, pero esa no os la voy a contar, jajaja, solamente os mostraré algo de su obra pictórica... una obra que yo, profano en esto, e ignorante de la pintura he tenido ocasión de contemplar en vivo y en directo, incluso la obra que tiene en la actualidad entre manos y que como es obvio no os mostraré... jajaja, pero si alguna otra.

Como digo, no tengo ni idea de pintura, pero sus cuadros son... bueno, ya los vereis en próximas fechas, de momento ... un fresco que tiene en el techo de uno de sus servicios, y que como sirve para ambos sexos (como los que tenemos cada uno en nuestras casas...) pues está decorado de esta manera, con dos angelitos...

Lo cierto es que fuimos invitados a comer, mi "máquina de reñir" y yo, pero la charla fué tan amigable y la sensación de "estar como en casa" fué tan placentera que charlando, charlando nos plantamos en el atardecer Chileno...
Quien piense que charlando se pierde tiempo de conocer... está en un error... las ciudades no las conforman solamente los edificios, en esos edificios viven personas, y si puedes tomar el pulso de la vida en los distintos niveles de la gente que los habitan podrás tener una idea mas exacta de la realidad de esa ciudad y por ende de ese país.


Y como ya os he dicho, tuvimos ocasión de compartir mesa y mantel... no os preocupeis, os hablaré de los nuevos amigos que hicimos, ahí estamos los cuatro mosqueteros... Sari (mi máquina de reñir), Guillermo, Enrique y yo... poco antes de degustar una rica comida chilena.

1 comentario:

Genín dijo...

Seguro que engordas...
Y no solo de satisfacción...jajajaja
Salud