Parece ser que en Cantabria existía un dios-padre que podía ser Júpiter, ya que se habló de un Júpiter Cantabricus y Augusto después en Roma erigió un templo a Júpiter Tonans por una anécdota con un rayo que relataremos más tarde.
Junto a este dios existió, cómo un dios de la guerra, que más tarde se identificó con el Marte romano, a este dios los Cántabros prerromanos le ofrecían sacrificios de caballos, machos cabríos, prisioneros, etc., había una tribu que bebía la sangre de los caballos ofrendados, eran los Cóncanos.
Tenían una diosa madre, tal vez la luna, y otra cuyo nombre era Cantabria.
Rendían culto a las “Matres”, diosas relacionadas con la fertilidad y el agua. Los Cántabros de la costa veneraban a Neptuno.
En el Monte Dobra se rendía culto a un dios “Erudinus” y en Monte Cildá a “Cabuerniaeginus”. Adoraban a los montes, bosques, lagos, fuentes, serpientes,...
Hay muestras de un cierto totemismo a juzgar por los animales representados en las lápidas, los ciervos y los caballos serían los portadores del alma del difunto hacia otros lugares.
Los cadáveres se quemaban, excepto los que morían en combate que debían quedar hasta que los buitres abrieran las entrañas para llevarse el alma al cielo.
2 comentarios:
y bueno en todas las culturas siempre existian varios dioses no? menos mal ya nos desligamos de esas creencias.
Saludos :)
bueno, en algunas culturas siguen existiendo varios dioses hoy en día...
bxcx
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