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Los vehículos que discurrían por Puente Viesgo según un aforo realizado era de 1 cada 30 minutos, las gallinas picoteaban en la carretera y el amo tenía tiempo suficiente desde que oía el vehículo para salir tranquilamente a espantarlas.
Contaba el pueblo con sastre, confitería, dos panaderías, una farmacia, regentada por Ceferino Mendaro.
También era importante la Electra de Viesgo la cual suministraba fluido eléctrico a la zona e incluso a Puente San Miguel. La línea discurría por el monte Dobra habiendo un encargado de revisar diariamente las líneas eléctricas, Pepe el Carredano, y otra línea que llegaba a Peñacastillo.
No todas las viviendas poseían luz eléctrica la cual, por otra parte era de poca potencia y conmutada, es decir, se encendía la luz en una habitación y se apagaban en la cocina y viceversa. Donde sí había luz eléctrica era en las fondas y hoteles.
También había agua corriente si bien no en todas las casas, y una cosa que desgraciadamente se ha perdido. “bocas de riego”, las cuales servían lo mismo para evitar el polvo de las carreteras como para apagar incendios, las bombas de riego eran manejadas por Antonio, denominado “Patatuca” y Evelio.
Entre las diversiones con que se contaba estaba un “cine”, el cual era atendido por Armando Rodríguez.
Otras industrias con una cierta importancia era la “Fábrica de Gaseosas” la cual disponía de 3 camiones de reparto. Entre los chóferes nos cuentan que desempeñaron esta labor D. Evelio, D. Toribio y D. José Ormaechea.
Al principio esta fábrica se encontraba en El Soto, más tarde en El Pilar, barrio de Puente Viesgo y más recientemente en la actual cervecería. En esta fábrica tenían mucha fama sus “sifones”, “bolinches” y se fabricaba así mismo una estupenda lejía.
El almacén de vinos era regentado por los Autrán, familia que descendía de Vargas y que más tarde se trasladaron a Torrelavega donde tuvieron ferreterías.
Curiosa resulta otra industria de nombre “Canubloc” la cual fabricaba “bicicletas de madera”, concretamente de ocumen, exceptuando la cadena todo lo demás era de este material. Tenían tal aceptación estas bicicletas que incluso se “exportaban” a Castilla, Asturias, Vascongadas, etc.
Puente Viesgo contaba con un surtidor de gasolina, si tenemos en cuenta que en la época de verano llegaban a reunirse hasta 50 vehículos no es extraño que una población como esta que era la más floreciente de los alrededores contase con este servicio.
(Foto: de izquierda a derecha: Pepe el pintor, Evelio y Justo, mi abuelo. Botones los dos últimos en el Hotel Balneario)
(continúa...)
1 comentario:
HOLA!! Leo y vuelvo todos los días a seguir leyendo esta maravillosa historia de los cántabros...ya hasta me siento un poco cántabra, o por lo menos, tengo un poco de Cantabria en mi corazón!! (Y eso que todavía no fui para allá)
GRacias por contarnos la historia!!!
Palita
Ah! Si quieres, hazte una pasadita por mi "casa", el último post merece ser visto...
Un gran besote porteño (Con un poquito de Cantabria en el corazón)
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