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viernes, 6 de agosto de 2021

De sobaos

 Como dicen en la película del EQUIPO A “me encanta que los planes salgan bien”, y eso me pasa a mi, me encanta que las cosas que haces poniendo cuidado y cariño me salgan bien…, claro que, con buenos materiales tienes más fácil cumplir el objetivo.

Hace unos días una amiga me preguntó si quería unas natas…, si, de las de antes, de esas que se retiraban al hervir la leche de las  vacas de casa… ¡madre mía! ¡como no!…


Las personas jóvenes o que no son de pueblo quizá no tengan los recuerdos de los que nacimos y nos criamos en un pueblo hace ya más de 60 años…, era otro modo de vida diferente al de hoy en día, mismamente en el mismo pueblo.

A la nata se le daba importancia, pero relativamente…, era habitual tener natas en casa si tenías ganado o comprabas la leche al vecino… Servía para merendar…, una rebanada de pan, nata encima y espolvorear un poco de azúcar encima de la nata. Una merienda de lujo.


Otras veces nuestras madres guardaban las natas y cuando tenían las suficientes hacían un estupendo bizcocho… de natas.

En ocasiones nos dejaban a los pequeños y no tan pequeños batir las natas en una cazuela y a fuerza de batir y batir sacábamos una mantequilla…, otro tipo de merienda, pan con mantequilla y azúcar…o pan con mantequilla para el desayuno con la leche.


Y a cuento de que os digo todo esto…, pues porque con esas natas que me dió mi amiga, unos huevos caseros y harina que me traen mis amigos y familiares de Castilla, azúcar, un poco de levadura y “sobar y sobar” se hacen cosas tan espectaculares como estos sobaos.


Otro día os cuento más cosas de los sobaos.