Todas las mañanas cuando llego al curro hablo con el, le
pregunto que tal ha pasado la noche, si ha hecho frío ...etc, le animo, le halago, repaso su aspecto,
le acaricio...
Posiblemente habrá quien piense que tengo en la
cabeza algún cable pelado
que da chispazos..., pero me he propuesto conseguir este año un bonito geranio blanco.
Le compré a fin al del pasado año,
bueno, a su predecesor, le quité un
par de púas y,
efectivamente, prendió a
pesar de no ser una estación
muy apropiada.
Una vez que arraigó le dediqué algunos de los cuidados básicos, como quitarle las hojas
que estaban más cerca del
suelo para evitar hongos y propiciar que le entrase el aire, amén de regar, poco, ya que estamos
en invierno.
Voy controlando sus progresos, cada
nuevo brote, pensando hasta donde quiero dejarle crecer de alto para una vez
llegado el momento dirigir su crecimiento horizontalmente y que de las flores…
Pues bien, en eso llevo una
temporada …
Desde hace unos días
veía
una especie de motitas negras en el alféizar de la ventana donde está…,
similares a las que observé el pasado año cuando vino a
visitarme el maldito TALADRO DEL GERANIO en mis otras plantas, pero me dije…
“na,
imposible, en invierno los insectos no viven…”
Hoy me puse a revisar hoja por hoja
y…
¡una
mierdecilla de gusano verde estaba comiéndose mis hojas!, fue tanto mi cabreo
que le espachurré sin hacerle la foto…, maldito bicho, ya estaba comiendo mi
geranio.
Resulta que al estar en el interior
el calor del edificio o la calefacción o quien sabe qué
había
creado las condiciones para que el jodio bicho naciese y comenzase a hacer de
las suyas. Está visto que hay que estar alerta en todo momento, sobre todo
cuando se tienen plantas en el interior.
Por eso os relato esto y os pongo
fotos de la hoja…para que andeis al loro…